Medio Oriente: una ventana emergente de financiamiento para el impacto en América Latina y el Caribe
- Innpactia
- 15 may
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América Latina y el Caribe (ALC) requieren con urgencia nuevas fuentes de financiamiento que aceleren su transición hacia modelos sostenibles, resilientes e inclusivos. La región enfrenta una deuda climática acumulada, brechas estructurales de inversión en salud, educación y energía, y una creciente presión fiscal. Ante este panorama, el financiamiento proveniente de Medio Oriente —particularmente de los Estados del Golfo— se presenta como una ventana estratégica y aún poco explorada para catalizar impacto.
Una región con capital abundante y visión de largo plazo
El Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), conformado por Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Omán y Bahréin, alberga algunos de los fondos soberanos más grandes del mundo, con activos combinados que superan los 3.7 billones de dólares. Tan solo el Public Investment Fund (PIF) de Arabia Saudita gestiona más de 700 mil millones de dólares, y Mubadala (Emiratos Árabes Unidos) más de 280 mil millones.
Estos actores no solo invierten en infraestructura y tecnología, sino que han venido ampliando su enfoque hacia sectores sociales, sostenibilidad y transición energética. Además, el aumento de los precios del petróleo ha robustecido sus reservas, generando un excedente que busca diversificación geográfica y sectorial, alineado con visiones estratégicas como Saudi Vision 2030 o la agenda de sostenibilidad de los Emiratos.
¿Por qué mirar a América Latina y el Caribe?
Aunque la cooperación entre Medio Oriente y ALC ha sido históricamente limitada, el interés por ampliar vínculos Sur-Sur está creciendo. Existen razones geopolíticas, económicas y simbólicas para ello:
Diversificación de mercados emergentes: América Latina ofrece retornos atractivos y necesidades estructurales que encajan con el apetito inversor de largo plazo de los fondos árabes.
Alianzas en transición energética: países como Brasil, Chile y Colombia están desarrollando proyectos de hidrógeno verde, energías limpias y minería sostenible que requieren inversión.
Iniciativas multilaterales compartidas: plataformas como CAF, el BID o el G77 están promoviendo la cooperación Sur-Sur, abriendo canales institucionales para este relacionamiento.
Cooperación emergente: de la intención a la canalización de capital
En la última década se han dado señales de acercamiento:
Mubadala ha invertido en activos en Brasil y México, particularmente en energía y tecnología.
Qatar Investment Authority (QIA) participó en rondas de financiamiento para startups con operaciones en América Latina.
Organizaciones de cooperación como el Fondo de Desarrollo de Abu Dhabi (ADFD) han comenzado a explorar proyectos fuera de África y Asia, incluyendo LAC.
Aunque aún marginal, esta tendencia se alinea con el surgimiento de instrumentos financieros innovadores —bonos sostenibles, blended finance, pagos por resultados— que pueden atraer interés desde Medio Oriente hacia sectores como educación, salud, género, adaptación climática o seguridad alimentaria.
¿Cómo preparar propuestas para acceder a financiamiento desde Medio Oriente?
Para las organizaciones sociales, emprendimientos y empresas del ecosistema de impacto en América Latina, entender y adaptarse al perfil de estos fondos es clave. Algunas recomendaciones iniciales:
Claridad en el modelo de impacto: los fondos del Golfo priorizan enfoques medibles, escalables y alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Enfoque regional o multipaís: los fondos buscan impacto más allá de una intervención local; proyectos regionales o con escalabilidad son más atractivos.
Alianzas con actores institucionales: vincularse a vehículos ya existentes (como CAF, UNDP, Islamic Development Bank) puede ser una vía efectiva para establecer credibilidad.
Cumplimiento ético y de gobernanza: demostrar transparencia, trazabilidad de recursos y estructuras legales robustas es crucial.
Alineación con agendas estratégicas del Golfo: proyectos que conecten con ejes como seguridad alimentaria, agua, tecnología educativa o transición energética tienen mayor probabilidad de captar atención.
Un nuevo orden financiero y el rol de América Latina
El sistema de cooperación internacional está atravesando una transformación: la multipolaridad financiera es una realidad, y Medio Oriente está jugando un papel cada vez más protagónico. A medida que los flujos de capital globales se desoccidentalizan, América Latina y el Caribe tienen la oportunidad de reposicionarse como región aliada clave en la transición global hacia la sostenibilidad y la equidad.
Aprovechar esta oportunidad implica no solo levantar la mano, sino estructurar propuestas viables, crear puentes diplomáticos y narrativas compartidas, y fomentar confianza entre regiones que históricamente han interactuado poco. La convergencia entre las necesidades de ALC y la capacidad inversora de Medio Oriente puede marcar una nueva etapa en la canalización de capital para el impacto en el Sur Global.